Me regalé una fractura lumbar // la importancia de atar un nudo al final de la cuerda

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Testimonio hacer el nudo en la cuerda siempre

A veces los escaladores nos habituamos a escalar en los lugares que ya conocemos y esto nos lleva a ir dejando de lado algunas normas de seguridad que son bastante saludables y fáciles de realizar. Por ejemplo, una de estas, es siempre hacer un nudo en el cabo final de la cuerda, evitando que al asegurador se le salga la cuerda del sistema de seguridad. Recordemos que  la cuerda debe ser «al menos» un par de metros más larga que el doble del recorrido total de la vía. Es decir si la vía es de 25 mts, mínimo se necesita una cuerda de alrededor de 60 metros, ya que hay que considerar el nudo del escalador, que siempre queda un poco de cuerda suelta entre chapa y chapa y también si  la vía presenta travesías importantes. Como en la escalada siempre es buena la redundancia, ¡mejor ir sobrados de cuerda siempre!

El siguiente testimonio refleja las consecuencias “baratas” (fractura lumbar) de un episodio que nos cuenta nuestro amigo “Bigote”:

Habíamos ido a escalar a la mina con una amiga. Ese día no había nadie escalando, por lo que el ambiente era más inhóspito y solitario que de costumbre en este “alpino” sector de escalada del Cajón del Maipo. Primero escalamos las vías que estaban en la zona diedro, que en general son más cortas, y luego bajamos a la zona Pared Superior. Escalé tranquilamente, ya que estábamos calentando y al comenzar a bajar, la cuerda rozaba mucho en una arista, por lo que bajé tratando de evitar este roce «tironeándola», y junto a mi aseguradora, le pusimos gran atención a esto, por lo que seguro que ella ni se percató que la cuerda se estaba acabando. Estaba aproximadamente en la tercera chapa cuando el último cabo de cuerda pasó rápidamente por la mano de mi compañera y se salió del sistema pasando de largo. De pronto, sentí que mi cordada «me comenzó a bajar muy rápido» y paffff… caí directo en las rocas.

Primero, aterricé fuerte con las piernas y luego me fui de espalda, pegándome un buen porrazo en los glúteos y luego en el torso. Quedé acostado «patas pa arriba» como sin entender mucho, hasta que vi el cabo de la cuerda colgando de la tercera chapa, y recién ahí dimensioné el “conchazo” que me había pegado. Había recién terminado por suerte un curso de WFR, por lo que sabía más menos lo que tenía que hacer para determinar mis lesiones y también tranquilizar a mi aseguradora que quedó “helada” y en shock con mi caída.

Me dolían mucho los pies, “el poto” y un poco la espalda. Después de los análisis de rigor, sentí que no estaba tan grave, aunque no pude ponerme la mochila, pero al menos podía bajar por mis medios, lo que en la situación de «abandono» en que estábamos ¡era un lujo! Así que bajé “tranquilito por las piedras” como dice el dicho, apoyándome mucho sobre las rocas para no cargar el peso en la columna. Finalmente logramos bajar y manejé un rato, pero el dolor después no me lo permitió. Finalmente fui donde el doctor (Pablo Besser) y el diagnostico fue: dos vertebras dañadas y una fracturada a la altura de las lumbares. Así que reposo un par de semanas ¡¡¡y sus buenos meses sin escalar!!!…

La moraleja es sencilla: siempre hacerle el nudo al final de la cuerda y te evitarás un accidente que en condiciones extremas o alejadas como esta pudo haber sido mucho mas grave.

Por «Bigote»… 

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