«Poeta» Vidal on fire y compañía // Lindos encadenes Chilenos en Colombia

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Con bombos y petacas partió una oleada de chilenos al país cafetero, para verificar si las historias que se escuchan de la escalada en Colombia, eran ciertas. Aprovechando la generosidad de la empresa de nuestro “presi”, Lan Chile y sus irresistibles ofertas del mes, un grupo liderado por la fuerte y motivadísima escaladora, Lina Torres (que además, ofició de anfitriona, pero que no pudo escalar por una tendinitis en el hombro), junto a Cristóbal “Poeta” Vidal, María José “Cote” Villar, Cristián “Negro” Gárate, Raúl Ravanal y Pascale Potin, compraron sus boletos para ir a trepar a estas caribeñas zonas.

Así no más, llegó el día del viaje y la comitiva se dividió en dos grupos, Lina, Cristóbal, Negro y la Cote, llegaban unos días antes que Raúl y Pasqui, por lo que sin pensarlo dos veces, se trasladaron a la primera zona de escalada, para hacer la espera más amena. Suesca, distante a unos 70 km al norte de Bogotá, es uno de los sectores más antiguos de Colombia. En su roca arenisca, que es bastante más sólida y consolidada de lo que se espera, alberga principalmente escalada tradicional, aunque de todas formas se encuentra bastante deportiva y de la buena. Los grados son bastantes elevados y las chapas, sobre todo la primera y la segunda, pueden alejar bastante del piso, por lo que se recomienda una adaptación al lugar en rutas bien fáciles y así ver cómo funciona la cabeza y la escalada.

En este proceso gastaron tres días estos personajes, que veían que los grados de las rutas, en algunos casos, podían ser hasta tres letras más bajas que las que serían realmente aquí en Chile. Sin embargo, Cristóbal demostrando su buen nivel en roca, logra encadenar un par de “12a ´s” del lugar a vista.

 Suesca

Por la noche, llegan los dos escaladores restantes y el team chileno se completa. Una pequeña reunión por la noche en el terminal de buses de Bogotá y la nave que parte al sector de la Mojarra.

Luego de una reponedora noche en el bus, donde no pudieron dormir por el frío y el miedo a la muerte, amanecen en el paradisíaco lugar de La Mojarra.

Aquí, la adaptación se hace más fácil y rápida que en Suesca, por lo que al segundo día ya empiezan a sonar las campanas de las cadenas. Para variar, Cristóbal «Poeta» Vidal (atleta Just Climb) es el primero en decir presente y se anota a vista y poniendo las cintas, la estética y desplomada línea de “Fuego en la proa” 5.12d/5.13a. Desplegando toda su resistencia y continuidad, en el maratónico pegue, Poeta no comete errores y logra llegar lo más arriba sin caerse.

Los días de escalada siguen avanzando y las rutas siguen cayendo. Segundo turno y de nuevo el elegido es “la torre de la reina” Vidal. La víctima esta vez, “Orión” 5.13a. A la primera sin revancha fue el lema y con las cintas en el arnés, se manda a vista esta vía de aproximadamente unos 18 mts. Con un marcado crux de búlder, que con uno que otro apretujen, logra resolver de manera impecable.

Tercer turno y de nuevo el mismo nombre. Esta vez, si no es a la primera, la segunda sí que no perdona. Esta vez el estilo cambia un poco y de un marcado búlder, pasa a una ruta de 35 metros, donde abundan los pasos de posiciones rebuscadas y alejes de las cintas. La vía, llamada “El Vikingo Arrecho”, tiene una cotación de 5.13c, pero a Cristóbal le parece mucho más un 5.13b (8a). Como fuese, no sólo lo hizo al segundo pegue, si no que firma también, el segundo ascenso de la ruta.

Entremedio de estos buenos ascensos, la cosa se seguía moviendo y el resto del equipo continuaba con su escalada.

Luego de diez días en la Mojarra, el bus parte en dirección a otra potente zona de escalada, Machetá. Acá, los desplomes y techos abundan, además, de ser un poco más frío que en la Mojarra, lo que beneficia a la adherencia de zapatillas y manos en la roca.

Raúl (atleta Lippi y Just Climb) realiza uno de los encadenamientos más emocionantes del viaje. La ruta se llama “El Mago” 5.13b (8a) y es un clásico del sector y del país. Luego de meterle un intento para observar como venía la cosa, el segundo pegue fue digno de película de Ondra. En el crux, apremiado por la situación, se salta la cinta y sigue a paso sólido hasta arriba, pero el “empopeyamiento” era tan grande en su sexto día seguido de escalada, que ni de las manillas se tomaba y la caída era ya casi inminente, pero, alentado por todos los testigos de la gesta, a punta de gritos (del público y del escalador) logra recuperar algo el brazo y así llegar a clipear la cadena. David Erices logra el encadene de esta ruta al quinto pegue.

Raúl Ravanal 8a al segundo

Con la motivación por las nubes, ya no había espacio para más pucheros y luego de un día de descanso (obviamente, en termas), se manda en dos pegues “El infiernito”, otro 5.13a que también cuenta con un marcado crux que mezcla fuerza y resistencia.

Para finalizar el paso por Machetá, Raúl no encuentra nada mejor que encadenar su cuarto 5.13a al segundo pegue, para demostrar que los desplomes se le dan muy bien. Por mala suerte o producto de la edad, el nombre de la ruta no lo recuerda, pero sí que era una línea de desplome fuerte y pasos largos.

Así entonces, cerramos esta entrega del boletín con un rápido recuento de la actividad de este grupo, que en poco más de 20 días escaló todo lo que se le cruzó por delante.

Por Nico Rivas

Fotos Pascale Potin.

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