Entrenamiento mental: Emociones que conectan

Categoría: Consejos

Las emociones son un mundo complejo que aún estamos en camino a descifrar y comprender, a nivel científico y experiencial. Las emociones nos manejan, controlan, pero también nos hacen ser lo que somos; somos más emoción que razón. Nos cuesta comprender muchas veces que nos pasa, entender los que sucede en nuestro mundo emocional frente a estímulos, situaciones o inclusive pensamientos, necesitamos que esto se enseñe, se entrene desde pequeño. Necesitamos desarrollar un diálogo interno con nosotros mismos preguntándonos sobre nuestras emociones, sobre qué información nos transmiten, que Marta Romo llama “dialéctica emocional”. Las preguntas apuntan a la búsqueda del “para que” y no el “por qué” de los que nos pasa -o no nos pasa-.

Toda emoción nos da información de lo que pasa internamente en nuestro ser, más allá de lo que sucede afuera. Esta información necesitamos entenderla, muchas veces haciendo preguntas: ¿Qué gano, pierdo, aporta, lo que estoy haciendo?, ¿Qué es lo que quiero realmente?, esto no me gusta: ¿cómo podría mejorarlo, ¿Qué estoy descuidando? Ahora, también podemos preguntarnos sobre la emoción contraria: ¿Qué es lo que no te permite estar alegre?, ¿Qué necesitarías para estarlo?, ¿Qué añadirías? Son parte del diálogo interior que necesitamos pulir para entendernos y progresar.

No hay emociones buenas o malas, positivas o negativas; solo son.  Son información que debemos procesar. La idea es llegar a entender lo que nos quiere transmitir, interpretarla. Para esto necesitamos focalizar, ponerle atención y escucharla.

Tenemos un amplio repertorio emocional al nacer, y con el tiempo esto se va ampliando. Emociones básicas que se van combinando entre sí, para generar emociones más complejas. Tal como una paleta de colores. En cada momento del día, estamos experimentando emociones, solas o mezcladas.

Emociones básicas:

-Miedo: se entiende como un peligro importante para nuestra integridad.

¿Qué buscamos? Evitar el peligro por huida, lucha o parálisis (freezing).

-Ira: se entiende como una barrera en nuestros planes, han pasado por nuestros límites personales.

¿Qué buscamos? Luchar contra el obstáculo o el responsable, y reestablecer nuestros límites.

-Alegría: sería una situación que favorece nuestros planes, que facilita y es agradable.

¿Qué buscamos? Energía, seguir y lograr nuestros planes con más ganas y aún más empoderados para lograrlos.

-Tristeza: se interpreta como que estamos perdiendo algo, o que alguna cosa obstruye nuestros planes en pos de una meta.

¿Qué buscamos? Bajar las revoluciones, adaptarnos a esta pérdida u obstrucción; espacio para encontrar la manera de lograr el objetivo.

-Asco: algo que no se adapta a nuestros gustos o preferencia, o lo consideramos peligroso para la salud.

¿Qué buscamos? Alejarnos o evitar este estimulo aversivo y repulsivo.

-Sorpresa: es un cambio repentino, algo totalmente inesperado.

¿Qué buscamos? Dependiendo si es negativa o positiva. Alegría, miedo, enojo… y comprobar si esta nueva situación interfiere o no en el logro de nuestras metas u objetivos.

Luego de esto la cosa se comienza a complejizar (por si ya no fuera complicado el identificar limpiamente una de estas), y debemos lograr identificar:

Emoción primaria adaptativa: esa sensación visceral (de la guata) que nos ayuda a adaptarnos a lo que pasa. Llega y se va; nos cuesta identificarla entre el caos mental que tenemos. Debemos limpiarnos de otros estímulos y tipos de emociones para sentir y atender a esas.

Emoción primaria desadaptativa: sentimiento de malestar crónico. Nuestro sistema emocional no está funcionando bien. Se basan en el pasado y se centran en rumear viejas experiencias. Pueden durar mucho tiempo, inclusive si la situación, estimulo o contexto que causo este malestar ya desapareció. El pasado nos persigue…

Emoción secundaria: es reactiva o defensiva que ensombrece y esconde a la primaria. Surge de la educación, la moral, experiencias vividas.

Emoción instrumental: esa que influencia o manipula, en pos de obtener algo que se desea. Las expresamos dado que hemos aprendido que así otros reaccionaran del modo en que queremos o necesitamos. Manipulación.

Llorar y reír es una manera de expresar emociones, de liberar lo que nos pasa, lo que sentimos; nos permite bajar los niveles de estrés, liberar toxinas y descargar tensión de forma natural. El llanto (eso que los niños y hombres no deben hacer, porque es de niñas), es capaz de liberar endorfinas, las que nos producen sensación de bienestar (y placer), inclusive son analgésicas.

Habla sobre tus emociones: expresa lo que sientes, no las guardes. Identifica que sientes, que pasa y ponlo en palabras. El miedo, por ejemplo, activa la amígdala cerebral, la que nos paraliza o hace tener respuestas desproporcionadas. Si la identificamos, ponemos nombre y la dialogamos, activamos la parte derecha ventral de la corteza prefrontal. Baja la actividad de la amígdala, ya que trasladamos sangre a otras zonas del cerebro y desactivamos el circuito de amenaza.

Practica la dialéctica emocional: aprende a escuchar las emociones y entender la información que nos proporcionan del exterior. Es muy importante la detección temprana de las emociones, sobre todo en los niños y así aprendan a identificarlas.

No juzgues tus emociones y exprésalas: Recuerda que están mejor afuera que adentro. Compartir lo que nos sucede con los demás, utilizar el lenguaje para expresarnos a través de una conversación o escritura de estas, puede ayudarnos a reducir la intensidad emocional que a veces nos come por dentro. Tenemos la necesidad de drenar las emociones, expresarlas y sacarlas de nosotros es clave, atrévete a pegarte unas risotadas y a llorar; al expresarnos de esta manera nos sentiremos mucho mejor, y sanos.

Alimenta tu capital social: somos entidades sociales, y la interacción con otros nos afecta si o si, sobre todo a nuestro cerebro. Busca relaciones de calidad y profundidad. Rodéate de personas que te aporten de verdad, pues recuerda que TODO se contagia. Deja el celular de lado un rato cada día para conectarte con otras personas de verdad, con calidad.

Somos seres emocionales básicamente, y nos educación para ser racionales. En la casa, la familia, el colegio y en la vida. Tenemos la tarea obligatoria de educarnos entrenarnos en esta arista emocional, la cual es la clave de la vida, ni hablar del deporte. Desde los inicios infantiles de cualquier deporte o actividad física, hasta el alto rendimiento (ese de verdad, que en Chile hay bien poco realmente), la diferencia la hacen las emociones, mas allá del talento o la genética.

Entrenemos nuestra esfera emocional, partiendo por reconocer lo que sentimos, siguiendo por identificar que el pasa al otro, para luego lograr utilizarlas como algo funcional en nuestra vida, aprender a manejarlas y hacerlas un pilar de una vida y rendimiento feliz.

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