Proyecto de Escalada y Evaluación Primaria y Secundaria de Acción

Categoría: Consejos, Escalada

“… no hay nada mejor que la adversidad. Cada derrota, cada desamor, cada pérdida, contiene su propia semilla, su propia lección de cómo mejorar tu rendimiento la próxima vez” Malcolm X.  

Proyecto de Escalada y variables psicológicas; reto, amenaza o pérdida.

Por Victor Arredondo

Cuando se ingresa al mundo de la escalada no te encuentras con las competencias de cada fin de semana, ni tampoco con deportistas o apasionados de la escalada pensando en ganar cada fecha del campeonato de clausura. Te encuentras con personas y una comunidad que goza de la actividad de la escalada en ambientes diversos, que pueden estar por diversión, por mejorar su condición física, por entrenamiento para el rendimiento competitivo y/o porque entre ceja y ceja tienen: un Proyecto.

El Proyecto es aquella roca con o sin nombre, que en sus distintas formas de la superficie podría tener una mano o un pie, que al ir uniéndose en base a movimientos, va constituyendo una vía que nos lleva a salir por la superficie de ella o llegar a enchapar las “cadenas”, de esa forma el Proyecto se “encadena”. También se le da nombre de Proyecto a la apertura de una vía larga (colocar chapas que van trazando la vía para otros escaladores), en otros casos a repetir una vía realizada por otros escaladores. Lo indiscutido es que el Proyecto se encuentra en un ambiente natural.

El Proyecto es una competencia compleja, en la que el/la escalador/a se encuentra con la roca natural que se transforma en opositora y campo de juego al mismo tiempo. En el lenguaje del mundo de la escalada, esto significa tener un objetivo o una meta; el “encadene” del proyecto se vuelve la medalla que «recibes en el pódium» y la comunidad escaladora te entrega el trofeo al reconocer tu cumplimiento del objetivo.

La comunidad escaladora ha significado sus propios Olímpos y ante ellos, hombres y mujeres desafiantes que han ido a por ellos poniendo en duda su carácter humano, como fue el caso del free solo de Alex Honnold al Capitán.

Para quienes comienzan en esta disciplina deportiva (para otros tantos, filosofía de vida)  o quienes llevan un tiempo considerable practicándola,  el proyecto se vuelve un mundo distinto e incierto, es una invitación directa a abrir la zona de confort. Este hecho posiciona al Proyecto en una balanza psicológica en la cual sus extremos dicen “desafío oportunidad” y  “perdida- amenaza”, movilizándose de un extremo a otro en el proceso de encadenar.

El proyecto de escalada como objeto de amenaza.

(No consideraremos variables externas de amenaza que también pueden afectarnos mentalmente, como una lesión, enfermarse, olvidar los implementos, condiciones climáticas inestables, limpieza del espacio físico donde se encuentra el Proyecto)

El proyecto lo comenzamos a escalar desde que nos preparamos para él (elegir el equipo, alimentarnos e hidratarnos, trasladarnos hacia el lugar donde se encuentra, hacer lectura de la vía, hacer el nudo y atarlo al arnés, etc.) en estos múltiples escenarios existe una cadena de sensaciones y pensamiento que vivimos conscientemente o no, a la cual se le denomina Evaluación Primaria de la acción.

La roca y lo que ella conlleva nos inspira pensamientos y emociones, como el miedo, la confianza, la alegría o la satisfacción que definen nuestro grado de activación. Si ya hemos tenido un tipo de emoción significativa con alguna vía o roca parecida, serán esas sensaciones las que marquen nuestro inicio de relación hasta que comencemos a probarla y surjan sus singularidades, como lo relata el escalador chileno Sebastían Figari;

«En ningún momento yo pensé que iba a salir el boulder, porque ya se había vuelto una rutina ir, subirme al auto, las tres horas de viaje desde Santiago, probar el proyecto, fracasar en ese intento, en esa subida, y repetir eso por muchas veces, o sea, ya había vivido un proceso anterior que fue idéntico donde no tuve éxito, antes de la caída de la nieve y ahora se está cumpliendo el mismo proceso que es idéntico (…) no había nada que me hubiese hecho pensar de que iba a ser distinto esta vez. (Fé. 2019)«

Seba Figari atravesando el duro crux de invertidos de FE. Paradojicamente nunca tuvo Fe en que encadenaría el boulder y entraba en un loop de emociones rutinarias que poco le aportaban para obtener su objetivo. Foto: Romo Malo (Video Fe)

Envestir un proyecto presente de emociones pertenecientes a un proyecto pasado es un error que cometemos todos y en el cual nos encontraremos en algún momento, ya que nuestra capacidad de supervivencia se activa para no vivir situaciones amenazantes, dolorosas o de poco disfrute, a su vez, la experiencia es una base de conocimiento. Si nuestro pensamiento se ancla en estas sensaciones y pensamientos negativos, nuestros niveles de activación (ya elevados) se podrían disparar sin control alguno.

El estrés es un proceso natural de adaptación a las demandas del ambiente siendo necesario para vivir, distinguiéndose entre personas y en la calificación de “bueno” o “malo” por el modo en que experimentamos e interpretamos la situación que enfrentamos.

Tanto percepción como interpretación del estímulo definirán el estado anímico, el comportamiento, nuestra postura corporal, pudiendo ser negativos o positivos (por ejemplo, exponer frente a un público masivo-estímulo- para alguien puede ser terrible y para otros un acto de satisfacción). 

De este modo podríamos decir que el escalador Sebastián Figari estaba haciendo una evaluación primaria calificada como de pérdida del boulder “fé” (v13), se experimenta y se interpreta el boulder desde una experiencia pasada y no desde el presente.

 El sentirnos incapaces de escalar en nuestro máximo nivel de desempeño, nos lleva a sentir emociones básicas negativas (miedo, rabia, pena) trazando el camino hacia una emoción compleja, que es la frustración y a una sensación de fracaso.

El escalador chileno Facundo Langbhehn, narra una evaluación primaria de perdida guiada por el desempeño en el presente, cuando se encuentra en el proceso de encadenar “The Nest” (v15) a raíz de la percepción del fallo; 

«Como uno pone tanto de esa energía, pone tanto tiempo, pone tantas emociones, al fracasar una y otra vez, uno se empieza a desmotivar por dentro, te es cada vez más difícil de romper esa barrera, como que uno se empieza a engañar mentalmente. Mucha negatividad te empieza… como a empujar, es como una mochila escalando que cada vez se vuelve más pesada. «

Facu Langbehn «sacandose» la mochila de la negatividad para poder encadenar The Nest V15. Foto: Carlos Lastra

Otra forma de evaluación primaria de la acción es caracterizada por la amenaza, basada en un pensamiento centrado en un evento que aún no se produce. En ella, nos sentimiento obligados a enfrentar la situación, teniendo una sensación de que nos veremos perjudicados. 

En el documental Rockpunkt Alexander Megos dice:

Tenía miedo de fracasar, así que no intentaba ciertas cosas porque sabía que quizás no tendría éxito”. El escalador alemán tenía como emoción predominante al miedo, el éxito es un objetivo difuso que generalmente no contempla planificación y procesos, existe un disestrés de rendimiento que se va acumulando en los múltiples intentos fallidos, combinación de variables que tiene consecuencias potentes, frustración, desmotivación, falsas creencias, autopercepción negativa y en ocasiones abandono del Proyecto, en el caso de Megos no intentar ciertas cosas era una forma de autoengaño.

Dejar de lado la innovación en la gestualidad o buscar nuevos metodos de resolver era el «subproducto» que el miedo dejaba en la mente de el Alemán Alex Megos ante el fracaso en su proyecto.

Todas estas sensaciones y pensamientos negativos, ya sea que provengan del pasado por experiencia o por imaginación del futuro, tienen una repercusión directa en la realidad del aquí y ahora; repercusión física que nos impedirá la movilización y la realización de técnicas adecuadas para superar el problema que nos propone el Proyecto, el cuerpo actúa en razón del estado  mental y viceversa (si un Proyecto se escapa de nuestros límites físicos, será el cuerpo quien provocará sensaciones y pensamientos). Nuestro organismo se encontrará completamente volcado a restablecer el orden, al equilibrio de nuestro mundo interno, y eso implica en ocasiones no escalar la vía.        

 El Proyecto de escalada. Desafío y goce en la vertical.

Los pensamientos, sentimientos, percepciones de la realidad cuando escalamos el Proyecto van variando permanentemente, cada ascenso es distinto y el estado mental va variando, aunque la secuencia de movimientos y gestos técnicos los tengamos precisados. En cada uno de ellos podemos estar evaluando la escalada como un reto, una pérdida o una amenaza.

En los casos que vimos anteriormente, las evaluaciones siempre se realizan en función del fallo, esto no indica que sólo podremos evaluar satisfactoriamente nuestro desempeño si logramos encadenar. El cumplimiento del objetivo no es indicador de satisfacción, centrarnos y pensar únicamente en el cumplimiento de un objetivo es producir una subjetividad enajenada.

 Subir un escalón de dificultad en nuestra escalada implica que debamos salir de nuestra zona de confort, existiendo pensamientos de incertidumbre (propio de lo desconocido) y muchas más caídas para lograr alcanzar el último agarre para encadenar, la convivencia con el fallo es cotidiana.

“El lidiar con el fracaso o no tener éxito por largos periodos de tiempo te afecta, probablemente el reto más grande es no volverte loco en el transcurso.” (Alexander Megos)

Alexander Megos, que partió escalando a temprana edad plantea; “recientemente aprendí a aceptar el fracaso más que antes, porque me di cuenta que escalar fuerte significa fracasar el 99% de las veces sólo para tener éxito una vez”, en el caso de escaladores principiantes o medianamente experimentados ese “fracaso” es percibido de forma parecida, son más las veces que caemos que las que ascendemos, lo que debemos tener en cuenta es el cómo evaluamos y experimentamos lo que hacemos.

Megos utiliza una frase que se transforma en un laboratorio, que al elaborarla de buena manera seguramente saldremos totalmente fortalecidos tanto mental como físicamente: Aceptar el fracaso.  

La aceptación del fracaso no significa pensarse desde la derrota o construir una identidad conformista, sino un principio de realidad en el que la seguridad/control de alcanzar el objetivo no lo podemos tener, pero si podemos controlar y asegurarnos de trabajar al máximo de nuestras capacidades en ello, la experimentación e interpretación esta focalizada en el goce mismo de la acción. A esto en Psicología deportiva la llamamos evaluación secundaria de la situación/acción.

La evaluación secundaria podríamos definirla como: una percepción de los propios recursos (habilidades, potencia de gestos técnicos, movimientos automatizados para responder ante un problema, inclusive la conciencia de las debilidades como deportistas), construyéndose autoeficacia y mejoramiento del autoconcepto. Desde esta lógica las exigencias del medio podemos percibirlas como un reto, un desafío personal, como una oportunidad. 

Para la leyenda alemana Wulfgang Guillichla superación de las dificultades de la escalada se hace posible en el aspecto psicológico”;

Cuando enfríes el pensamiento enloquecido y aprendas a dominar una situación, cuando precises y perfecciones tus movimientos hasta el último detalle analizando todos los fallos y las debilidades, y sobre todo cuando aprendas a conocerte a ti mismo, a canalizar tus miedos y tus emociones, cuando tengas en el puño las naturales reacciones del estrés, entonces conseguirás convertir el peligroso bloqueo en una nueva fuente de energía. Pues el miedo paralizante es algo que no puedes permitirte ni un solo segundo. (Gullich, citado por Hepp. 1994)

Wolfgang Güllich realizando el mítico Crux de acción directa 9a. El aleman acuño una de las frases celebres del mundo del trepe: » «En la escalada el cerebro es el músculo más importante»

Lo que plantea Gullich es que debemos centrarnos en el presente, en el aquí y en el ahora de los estímulos relevantes que nos entrega la vía para llevar a cabo la acción aquí y ahora. Enfocarnos en los aspectos que están bajo nuestro control; como las sensaciones de agarre, la precisión de los movimientos, etc. De esta manera hay más probabilidades que experimentemos la sensación de reto, no por lograr encadenar, sino por lograr tomar un agarre en tal sitio o apoyarse de tal manera, etc.

Adam Ondra en su proceso de encadenar Silence, que duró 2 años dice lo siguiente:

 «El camino de hacerla, era casi más importante que hacerla, porque he aprendido mucho. Seguramente es la vía más difícil que he hecho en mi vida y la más importante. «

En los modos capitalistas de producción de un producto da igual el cómo obtengamos el producto, el método se elabora en razón de producir lo que más podamos, sin medir consecuencias de quien se encarga de emplear su fuerza de producción para hacerlo. El valor de la producción no está puesto sobre cómo se produce sino en lo producido (se valora más el objeto producido que el trabajador que lo produce) y  es en esta cultura en la que nos hemos desarrollado y que seguramente nos influye en nuestro quehacer deportivo.

Uno de los aspectos claves de esta lógica productivista es la enajenación del goce; no se puede gozar una producción/proceso que nos daña física y mentalmente, pero sí de los beneficios que se obtengan de un producto finalizado; vivir en un lugar que nos satisfaga, tener el auto de marca, viajar, etc.

En la escalada de proyectos que es ajena a la competencia, se podría pensar en la misma lógica, imponerse un objetivo de producción y que este sea lo valorado -encadenar una vía- por sobre el cómo lo hacemos, es lo que afecta negativamente en nuestro desempeño, enajenando por completo el goce de estar siendo en el presente, de vivir la roca como si fuera parte de nuestro cuerpo y visceversa, sin que el producto finalizado se transforma en lo fundamental de nuestra práctica deportiva.  

no estoy disfrutando la escalada por la presión que tengo conmigo de querer hacerlo, cuando hice ese switch mental de decir “bueno, voy a empezar a disfrutar, porque lo que a mí me gusta es escalar y da lo mismo si me sale o no me sale nunca… quiero después recordar con alegría este momento” y ahí fue donde empecé a sacar este peso que tenía, esa presión que tenía conmigo mismo que era totalmente una presión que me ponía yo mismo. 

Escalar significa vivir de la mano con el fallo y si el objetivo trazado es de rendimiento, seguramente terminaremos en el fracaso. Ya lo decía Megos, es muy fácil involucrarse en un proyecto que resulte ser un fracaso. Eso es lo que hace a los grandes escaladores. El fracaso es parte del proceso. la pregunta a cómo podemos mejorar se puede iniciar respondiendo reajustando la Planificación de Proyecto. Para que exista un desafío debe existir un objetivo.

Reajustar nuestros objetivos a resultados de logro, entregar lo máximo de nuestras habilidades y disfrutar de los pequeños avances que tengamos en el Proyecto de escalada, y con ello, metas y estrategias irán variando en torno a cada sección de la vía, a cada gesto técnico y movimiento para superar un agarre o enchapado, siendo el fallo una pauta de aprendizaje para el mejoramiento.

El titán Checo Adam Ondra progresando en «Silence» con una actitud muy positiva en su mente donde considera el proceso casi en la misma dimensión que el éxito en la via en cuanto a satisfaccion personal. Foto: Pavel Blazek

 De esta manera la presión, de la que habla Facundo Langbehn, irá disminuyendo en cuanto a niveles de activación, permitiendo mayor conciencia del momento que se traduce en el organismo; respiración adecuada, flexibilización de la atención, gestión adecuada de las toma de decisiones, motivación por superación de logro mejorando la autoeficacia, mayor capacidad de memoria de trabajo y coordinación corporal.   

Cerraremos con la reflexión que realiza el escalador chileno Camilo Hernández en el video El Regreso a Rocklands.

“Es un estilo de vida que te consume, uno opta, uno lo toma, lo quiere y lo asume. Y estás metido en ese estilo de vida. Y resulta que el objetivo que te propones no sale, es frustrante, si, es frustrante (…) uno en el momento se enoja, pero ya está, así es este deporte. Y hay que seguir no más (…) en eso también está tu cordada, están los cabros con los que vay a escalar, están los que acompañan en el viaje, esta tu familia, esta la gente que apoya al final y eso es lo que al final… este, decí, ya filo, démosle no más, si al final, cual es la esencia de la escalada?, la esencia de escalar es pasarlo bien,  escalar unos pedazos de roca que están ahí con la gente que tu querí estar y escalarlo bien. Y como dije antes, el encadene es la guinda de la torta, yo soy de la idea de que mientras vas trabajando los boulder, esos son los pequeños éxitos para ti como escalador que en un futuro te van a servir” (Camilo Hernández)

Camilo Hernández dando un pegue en Rocklands y «recibiendo uno de los pequeños éxitos» camino a llevarse la guinda de la torta. Foto: Seba Figari

Víctor Arredondo

Psicólogo Deportivo.

Instagram victorpsicodeportivo

Bibliografía

Una Mente en acción. Entrenamiento mental para la escalada y otros deportes. Grace Puertas y Josep Font. Ediciones Desnivel. 2012.

Wolfgang Gullich. Una vida en la vertical. Tilmann Hepp. Ediciones Desnivel. 1994.

Videografía.

El Regreso a Rocklands. Romo Malo. 2020. Visto en Youtube.com

Crux- Fe v13. Romo Malo. 2019. Visto en Youtube.com

Conjetura – Conditions (cap. I) The North Face Chile, 2016. Visto en Youtube.com

Conjetura – Expectation (cap. II) The North Face Chile, 2017. Visto en Youtube.com

Conjetura – En busca del v15 (cap. III)  North Face Chile. 2018. Visto en Youtube.com

Rotpunkt. Patagonia. 2019. Visto en Youtube.com

Silence. Adam Ondra. 2018. Visto en Youtube.com

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